Para Sigmund Freud la infancia es un periodo clave de nuestra vida psíquica, hasta el punto que de adultos la mayoría de los sueños se relacionan con los deseos, traumas y recuerdos de la infancia. Dice Freud: “La infancia es una de las fuentes de las que el sueño obtiene más elementos.”. Los sueños son un recordatorio constante de aquello que la consciencia ha reprimido y que nos negamos a aceptar y pensar. En definitiva, el sueño es una herramienta psíquica para conseguir franquear la barrera que hay entre el inconsciente, la memoria profunda y el consciente.
Sigmund Freud identifica tres tipos de sueños:
- El sueño que representa sin inhibiciones un deseo no reprimido, que la consciencia acepta pero que en la vida cotidiana está pobremente satisfecho. Por su claridad son los sueños más fáciles de entender.
- El sueño que representa de una forma encubierta o simbólica un deseo reprimido. Son sueños que requieren ser interpretados.
- El sueño que representa un deseo reprimido, pero que se muestra poco o nada encubierto.